lunes, 14 de diciembre de 2020

MUNDIAL DE ESCRITURA II - DIA II

 Participar en un mundial de escritura

Fue de pura casualidad que me enteré que se realizaba en Argentina un Mundial de Escritura a nivel internacional. A través de la red social Twitter leí un posteo de su creador Santiago Llach y me interioricé para ver cómo participar.

Escribo desde chica, prácticamente desde que agarré por primera vez una lapicera y un papel. Mis escritos los guardé por mucho tiempo y logré recopilarlos digitalmente para que estén todos en el mismo lugar.

Mi sueño de chica siempre fue ser escritora, pero el camino que me deparó el destino fue para otros lados y ámbitos. No me quejo y siempre que tuve un ratito para escribir lo hice. 

En esta oportunidad quiero compartirles el cuento que fue utilizado para el primer capítulo de mi podcast, pueden escucharlo en el enlace. Las modificaciones se realizaron para darle más dinamismo al relato. 

 

                            DIA 2 - MUNDIAL DE ESCRITURA (SEGUNDA EDICIÓN)

CONSIGNA: Escribir una carta de despedida ante una situación extrema.

Cenizas

Amado mío:

            Quizás el impulso de agarrar este papel y una pluma haya sido un cortocircuito del cerebro por la inhalación de humo, pero nació desde lo más profundo esta necesidad de despedirme. Claro que en el apuro sólo pude agarrar tu foto, este papel y algo para escribir.

 Recuerdo la primera vez que nos cruzamos en la calle, fue un día lluvioso y estabas vestido casualmente como en esta imagen que guardé para recordarte y tenerte conmigo para siempre. No teníamos paraguas ninguno de los dos y nos refugiamos en un pequeño toldo que sobresalía de un negocio de alfombras. Aprovechaste para prender un cigarrillo y como soy alérgica al humo te pedí si por favor podías apagarlo. Sonreíste y lo apagaste. Fueron quince minutos suficientes para conversar sobre el clima y la necesidad imperante de comprar un paraguas. Cuando la lluvia frenó un poco yo decidí continuar viaje y con una media sonrisa me pediste mi teléfono. Te lo di y seguí caminando por esa misma calle hasta llegar a destino.

Pasaron unos días cuando en la pantalla de mi celular titilaba un número desconocido. Cuando atendí escuché tu voz algo lejana, como adentro de un vaso. Llamabas desde tu trabajo y no tenías buena señal. Tiempo más tarde me contarías que esa llamada la hiciste a escondidas porque tenías prohibido usar el celular en horario laboral. Quedamos en encontrarnos más tarde para tomar un café. Fue la merienda más larga y reconfortante de mi vida.

Salimos unas cuantas veces durante algún tiempo, forjamos una amistad que luego se convertiría en algo más. No tardaste mucho en expresar amor y repetirlo una y otra vez durante todos los días. Fuiste mi compañero durante mucho tiempo y así como nos conocimos bajo una inmensa nube de agua, estoy escribiendo esta carta, apoyada en la escalera de emergencia de mi edificio empapada por los aspersores que apenas empezó el fuego llenaron de agua los pasillos.

Recuerdo estar durmiendo y haber sentido un olor intenso a humo, lo que me hizo despertar sobresaltada y tosiendo. Salí al balcón y parecía estar viendo una imagen tan surreal que no podía creer que estuviera sucediendo. Las llamas rodeaban todo el edificio y ya habían llegado a mi nivel. Entre los gritos y llantos de la gente desesperada tirándose al vacío por el miedo entré nuevamente a mi departamento que aún no había sido consumido totalmente por el fuego.

No pensé demasiado y tomé un álbum de fotos junto a un papel y una lapicera. Me puse la bata y las zapatillas. Corrí por los pasillos y llegué a las escaleras intentando bajar a planta baja y fue imposible, las llamas ya habían consumido la mitad de los escalones. Subí hasta el último piso y encontré la puerta de la terraza cerrada con candado, las llamas ya habían llegado al anteúltimo piso. Lloré y respiré profundo, me senté en los últimos escalones que quedaban sanos y busqué tu foto en el álbum. Con lo último que me quedaba de aliento escribí esta carta.

Ambos sabemos que nuestro amor no se apaga hoy, al contrario, como las llamas que están consumiendo mi departamento, va a seguir esparciéndose por el aire, como el humo de tu cigarrillo cuando nos conocimos. Las lágrimas están borrando algunas de las palabras que escribo pero no es dolor, ni tristeza, es la alergia, la misma que me hace recordar el momento exacto que me enamoré de tu sonrisa.

Con amor,

                Sil



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