jueves, 12 de mayo de 2022

MUNDIAL DE ESCRITURA II - DIA XII

 DIA 12 - VERSE AL ESPEJO

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Mal juicio

Llegué algo tarde a la oficina ese día, pero nadie se dio cuenta. Me preparé un café cargado y prendí la computadora. Había sido una semana complicada y estresante, a niveles catastróficos. No lograba dormir más de dos horas de corrido y ya casi no tenía tiempo de maquillarme por la mañana. Mi cara reflejaba exactamente esa situación en cada expresión que intentaba demostrar.

A cara lavada y con las ojeras más profundas que podía tener alguien que no descansaba bien hacía años, me presenté ante mi cliente. Le pedí disculpas sobremanera por mi aspecto, pero no fue un inconveniente para ella. Fernanda me había contratado hace un año, cuando comenzó a tener problemas con su marido. El caso parecía un simple divorcio convencional, pero al cabo de unos meses de recopilar información, el mismo se transformó en una encrucijada. La vida de mi cliente no había sido fácil, casada con un empresario muy importante, fue víctima de chantaje y su firma figuraba en algunos contratos de dudosa procedencia.

Durante un año luchamos contra viento y marea para conseguir un trato justo, que sea beneficioso para ambos involucrados, pero la contraparte insistía en no ceder nada. Mi vida giraba en torno a este tema todo el tiempo. Leí libros, me asesoré con expertos y colegas conocedores de la materia, pero estaba estancada.

Tuvimos incontadas entrevistas con testigos, que luego no aparecían en la audiencia, desaparecían de la faz de la Tierra. Llantos y rabietas en el baño de mi despacho me servían para liberar algo de esa bronca acumulada. Fernanda comenzaba a admitir la idea de que su marido se saldría con la suya, pero le dije que íbamos a luchar hasta el final.

No recuerdo el momento en que decidí que iba a ser abogada. Sí se me vienen a la mente innumerables situaciones en casa de mis padres, donde solía salirme con la mía siempre. Tornaba a mi favor cualquier cosa. Desde algo que se rompía por acción del viento hasta escapar de todo tipo de castigo. Creía fervientemente que eran momentos injustos y debía cambiar eso. Desde chica tenía una imagen de la justicia bastante particular. Con los años y después de obtener el título esa carta la sabía jugar muy bien.

Hasta que llegó este caso. Días y noches enteras le había dedicado a la perfecta defensa, pero del otro lado manejaban tácticas muy persuasivas y manipuladoras. Contrarrestamos la mayoría de sus alegatos y contra-pruebas, pero nunca era suficiente. El juez parecía embelesado por las palabras de mi colega.

No podía permitir que ese sinvergüenza se saliera con la suya, después de veinte años de mentiras y chantaje hacia Fernanda, no podía pensar en su imagen con las manos vacías. Ella estaba devastada, los días pasaban cada vez más lento, escondía su verdadero pesar detrás de una gran capa de base, rubor y labial. Una sonrisa que no se apagaba casi con nada.

La última audiencia fue la más difícil de atravesar, pero llegamos al final haciendo todo lo que consideramos posible. El fallo fue a favor de la contraparte. Esa mueca que parecía inamovible, en la cara de mi cliente, finalmente se convirtió en un mar de lágrimas. Su mundo se vino abajo, junto a él, mi ego. Jamás había perdido un juicio de esa manera y tan injustamente.

Silvana Girardi

 

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